..Y qué tiene de malo que quiera vivir como si esto fuese una en la improvisación teatral.
sentir ese nerviosismo y ansiedad cada mañana, antes de empezar el día. Querer saltar al escenario del día sin saber qué va a pasar, sólo armado de tu ingenio, con una actitud positiva y enérgica. Equivocarse, y hacerlo con estilo aprendiendo incluso a disfrutarlo. Seguir avanzando sin miedo a lo que vendrá, saltar al vacío para luego encontrar estabilidad y solamente querer hacer esto para volver a saltar. Ver la vida como un juego, y que para disfrutarla hay que jugar. Entender de una vez por todas que menos es más. Escribir finales jamás pensado y vuelcos mucho menos que planificados. Saber que cuando no sabes qué hacer, un amigo estará ahí para apoyarte, no importante el tiempo que lo conozcas, las circunstancias harán de ellos los más fieles. Entender que quienes te rodean en sus mentes guardan tesoros que los comparten con palabras que construyen realidades, hacer que nuestras mentes creen lugares donde nada existía y permitirle al mundo verlos a través de tus ojos, incluso antes de que todo esto haya sido creado. Ser, aquí afuera, quien quieras ser; teniendo siempre una propuesta clara de quien soy y qué estoy haciendo, es decir, siendo consientes. Escucharse unos a los otros y construir paso a paso, asociando experiencias, aprovechando y cuidando los recursos puestos en escena...una simple idea.