Wednesday, May 1, 2019

Es una aterradora hermosura



Puede ser que por el hecho que esté tan cerca de la ciudad, este choque casi brutal con la naturaleza, te recuerda lo lejos que estás de ella. Mientras nos adentrabamos por los valles, sentía  una especie de alivio y pánico se mezclan entre espinas y cuestas. Dificil de precisar qué pasaba más, si los kilos de pensamiento o de mochila, pero como sea, los dos cansaban. El hambre se dejó caer antes de lo esperad, pero el agua no. Gnochi con tierra sería el menu y el cierre del primer día, donde el sentimiento de No pertenencia cerraría el ultimo rayo de luz de mis retinas.
Día 2: después de una olla de tierra con papa y doce horas de descanso sobre suelo piedroso, estaba casi completo. El citadino dejaba atrás su rutina...

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