...Es extraño, pero ahí la comida sabe menos desabrida. Un escueto cruce de miradas, y un sutil gesto que nos hemos visto antes, es la gran bienvenida. Economía de palabras para precisar la pedida. La escena se abre donde lo común es casi una ironía, la repetición queriendo llegar a la maestría con esos tomates bien cortados en su justa medida. La televisión de fondo, inunda con buena música, lo que en otro contexto quizás no disfrutaría. El espacio es reducido, codos apegados a las costillas, quizás estamos todos desesperado por compañía. En un silencio extraño, sentimos un alivio de nuestros días, aunque todos sabemos que es sólo un instante... hasta que se acabe la comida.
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